El 16 de noviembre de 2010, Luis Eduardo Aute publica Intemperie, un nuevo álbum. Han pasado 42 años desde que apareció su primer LP (antes había lanzado singles con emblemas como Aleluya nº1) y su carrera musical comprende 32 álbumes, una obra inmensa y ejemplar, plagada de canciones incrustadas en nuestra memoria vital. Dentro de esta trayectoria, Intemperie es uno de los grandes discos de Luis Eduardo Aute y se presento en conciertos en Pamplona, Madrid y Barcelona.
Es un disco largo, con 14 nuevas canciones compuestas por Aute en las que se reflejan todas las pautas que han marcado su música durante más de cuatro décadas.Intemperie es un álbum con una tremenda carga crítica, bañado de escepticismo, desesperanza, lirismo, duda, paradoja, referencias literarias y cinematográficas, simbolismo… Y como siempre, recorriendo diferentes estilos musicales, con unas letras duras, impecables e inspiradas y que es, ya es hora de decirlo, una nueva demostración de que Luis Eduardo Aute es uno de los mejores autores-intérpretes que ha dado la música popular española en su historia.
Con una voz cálida y matizada, capaz de expresar los textos más duros con la mayor suavidad, Luis Eduardo Aute vuelve a demostrar en Intemperie que es el más crítico de los críticos, siempre lúcido en su visión del mundo actual, con buenas dosis de desengaño y abandono pero siempre depositando un rayo de esperanza en la persona como individualidad y en el sentimiento como bálsamo. Intemperie es un álbum nada convencional, de enorme vena, musicalmente rico y con una producción que envuelve y enmarca las canciones con delicadeza, preciosismo y exquisitez.
"Quiero huir lo antes posible de la inhóspita armonía, de tristezas como losas e inconfesas cobardías, a la espera de esperanzas que jamás verán el día”. El álbum arranca con esta frase de la canción Un soplo de alegría, uno de los grandes temas del álbum sostenido con un magnífico groove rítmico, la primera de las excelentes interpretaciones de Aute que enriquecen Intemperie y una letra impregnada de escepticismo con el abrazo como último (¿único?) refugio. Después llega Intemperie (“Perdido el norte, el este, el oeste y el sur, qué pretenden con tantas hambrunas y pestes y guerras y muertes en serie, si todos estamos a albur de la intemperie”), canción que da título al álbum. Un tema sereno, ambiental, muy duro en el texto que contrasta con una música de gran lirismo. Otra obra mayor del Aute emocional, que da paso a Hay cosas peores (“Si aún te duele no saber por qué estás vivo, pon la tele que te ofrecerá el motivo: el del sueño de los monstruos racionales en su empeño de apostar por neandertales”) que camina con un swing muy jazzy, mientras Quiéreme (“Quiéreme aunque sea de verdad, quiéreme y permíteme el exceso. Quiéreme si es posible sin piedad, quiéreme antes del último beso”) es otra de las grandes canciones de amor incondicional de Aute, una joya a ritmo más que lento, cálida, nocturna, entregada, destinada a situarse junto a sus creaciones más emblemáticas, que son muchas.
Amor a mares (“Al hilo de la opinión de algunos que dicen que el mundo se derrrumba, que el pérfido siglo XXI se cava su prematura tumba; les pido a esos nuevos Jeremías que ya no lamenten por los muros el triste final de una utopía que puso a subasta su futuro”) tiene un tratamiento sofisticadamente pop; Atenas en llamas (“Y hablando nos dio como un rapto por la antigua Europa que ya no va a lomos del toro sino de la tropa; que marcha pisando las ruinas de la inteligencia, del mármol que está a la intemperie de la decadencia”) es otra balada que invoca a Grecia como cuna y tumba de una civilización occidental a la intemperie; Nada (“No es que el silencio haya tomado la palabra, ni que los años pasen sin pedir perdón, ni que la calma sólo sea un mal presagio, no que le falte al aire su respiración. No es eso, no. […] Lo que sucede es que ya no sucede nada entre tú y yo”) es una de las canciones más emocionantes del álbum, exquisitez vestida de jazz manouche y con una extraordinaria interpretación de Aute.
Después, Allí (Un perro andaluz) (“Allí donde el cine es un sueño de retretes en fila y la nube navaja que sajó una pupila”) es un estupendo homenaje a Luis Buñuel (una nueva referencia cinematográfica en la obra de Aute); Somnis de la Plaça Rovira está escrita y cantada en catalán y baña de nostalgia a esta plaza del barrio de Gracia barcelonés; Alguien sueña por ahí (“Habéis vendido hasta los sueños al padrino, pero no importa porque a la corta habrá de nuevo alguien que sueñe por ahí, alguien que sueñe que alguien sueña por ahí”) es otra canción oxímoron de desesperanza esperanzada, o viceversa, y Toda una vida (“Y así hemos ido paso a paso sin previsión de porvenir, sorteando el filo de fracaso o de la huida”) tiene el aroma de canciones emblemáticas de Aute como La belleza.
En la recta final del álbum, ¿Qué me pasa doctor? (“Porque no tengo móvil, ni acciones en bolsa, ni tele de plasma en 3D, ni un equipo de fútbol, ni ropa de marca, ni sé como entrar en la red. ¿Qué me pasa doctor, qué me pasa? Será el síndrome de la perdiz, pero siento tener que decirle, doctor, que me siento feliz, muy feliz”) es una canción amable, a ritmo de vals y con aire rive gauche; Volver al agua (“Me apresura la inaplazable sed de volver al agua, al origen mismo donde se fraguara el hierro de la vida”) es una canción-poema breve, planeante, ambiental, magnífica, que da paso al cierre con El canto de las sirenas (“Ay Ulises, átame a tu mástil que quiero escuchar contigo el airado canto de tus soñadas sirenas”), donde vuelve a utilizar los símbolos para jugar a la contradicción.
Son las canciones de Intemperie, un álbum grabado en septiembre de 2010 en los Estudios Cézanne de Madrid con los músicos Tony Carmona (guitarras, producción y arreglos), Igor Tukalo (piano, acordeón, teclados), Javier Sáiz (bajo) y Fernando Favier (batería), con la ayuda de Miguel Aute (guitarra, teclados y arreglos en El canto de las sirenas). Excelentes músicos, capaces de aportar a las canciones de Aute los matices y el preciosismo necesarios sin rebuscamiento y con un trabajo de Tony Carmona en la producción y arreglos digno de reconocimiento.
Es lo nuevo de Luis Eduardo Aute (Manila, 1943), creador heterogéneo donde los haya y que desde los comienzos de su larga trayectoria ha mezclado con sentido y compromiso música, pintura, cine y poesía. Publicó sus primeros singles en 1966 y en 1968 lanzó un álbum con 24 canciones breves. En 1973, el disco Rito fue el primero de su primera trilogía: Canciones de amor y muerte. En 1978, el álbum Albanta marcó el comienzo de la segunda trilogía: Canciones de amor y vida. Su tercera trilogía, Canciones de amor y duda, comenzó en 1982 con Fuga y la cuarta, Canciones de amor y rabia, en 1989 con el disco Segundos fuera.
Esta serie de cuatro trilogías en veinte años terminó en 1992 con el álbum Slowly, tras publicar decenas de grandes canciones que permanecen en la memoria colectiva. Antes, durante o después, obras diferentes y adelantadas como Templo (1987), Animal(1994) o Aire/Invisible (1998), cantado en español e inglés. En 2007 publicó A día de hoy, el 29º de una carrera que también incluye Auterretratos Vol. 1 (2003), Auterretratos Vol. 2 (2005) y Auterretratos Vol. 3 (2009), tres CD dobles que ponen al día con nuevas grabaciones y arreglos las grandes canciones de un artista capital de la historia musical española. En diciembre de 2008, Aute lanzó Memorable cuerpo coincidiendo con el 40º aniversario de la publicación de su primer álbum. Era una edición especial de lujo limitada y numerada que ofrecía un recorrido por 115 de las mejores canciones de su carrera a través de un lanzamiento único con siete CD (uno de ellos inédito y otro descatalogado), un DVD doble con dos conciertos nunca publicados comercialmente, un libro de 84 páginas con fotos y reproducciones de la obra gráfica del artista y una “boligrafía” (dibujo hecho con bolígrafo) firmada por el autor para coleccionistas.
Paralelamente a esta carrera musical, sólo parcialmente reflejada aquí, Luis Eduardo Aute ha publicado 13 poemarios (el primero, La matemática del espejo, en 1975), dirigido ocho cortometrajes y películas (entre ellas Un perro llamado Dolor en 2001) y realizado incontables exposiciones de sus pinturas, desde la primera en Madrid en 1960 a la última retrospectiva en el centro Niemeyer de Avilés en 2010.
Música, poesía, cine, pintura… Es la obra que recorre la vida de Luis Eduardo Aute. Un gran álbum, destinado a incluirse entre lo mejor de la carrera de un clásico entre los clásicos que nunca ha perdido el pulso con lo que late en la calle, con lo que pasa en el mundo, con lo que afecta a las personas.